El peronista Sergio Massa obtuvo un sorpresivo primer lugar en las elecciones presidenciales de Argentina, pero fue insuficiente para evitar ir en un mes a una segunda vuelta en la que enfrentará al ultraderechista Javier Milei, que ha buscado capitalizar el desencanto social ante la clase política y la creciente inflación que ha puesto en jaque la economía de la gente.
Massa, el actual ministro de Economía del país, tiene frente a sí el reto de convencer a suficientes votantes en un contexto económico adverso y de creciente deterioro social, del que varios responsabilizan al gobierno al que pertenece, para imponerse a Milei, un economista que ha basado su campaña y ganado adeptos al prometer un cambio radical del país.
Massa, de Unión por la Patria, obtuvo más de 36% de los votos en una primera vuelta que se celebró en medio de una inflación de 140% anual, una pobreza que afecta a 40,1% de la población y escándalos de corrupción que salpican al oficialismo. Milei, de La Libertad Avanza, rozó el 30% a pesar de que en las primarias de agosto había sido el favorito del electorado.