Guillermo Francos y Martín Menem, los designados de la Casa Rosada para blindar la ley ómnibus

Para la presentación del proyecto de su ley ómnibus, Javier Milei no repitió el esquema de la cadena nacional con su gabinete, como hizo para revelar el decretazo. No tan rimbombante, a pesar de que su articulado compite palmo a palmo con el mega DNU, el presidente llamó a Guillermo Francos para pedirle que llevara las 351 páginas impresas al Congreso, para dárselo en mano a Martín Menem. De esta forma, simbólicamente el mandatario entronizó al ministro del Interior y al titular de la Cámara de Diputados como las dos espadas que usará para intentar blindar el extenso paquete de reformas para evitar cualquier tipo de modificación. El leitmotiv de la administración libertaria que suma 18 días: a todo o nada.

Con ministerios que conocieron el trazo fino del proyecto casi al mismo tiempo que la prensa, con una redacción que fue coordinada por la Jefatura de Gabinete de Nicolás Posse, los diálogos para negociar la aprobación comenzaron de manera informal y pausada. El sueño del Presidente de ganar su primera batalla política a la casta, después de las elecciones, pende de un hilo.

Según pudo saber Letra P, Francos todavía no levantó el teléfono para reunir las principales figuras de la oposición. Dos gobernadores relevantes de Juntos por el Cambio, y dos líderes del PRO que se sientan en la mesa nacional confirmaron el por ahora silencio oficial. «No hay una interlocución real. Menem nos llama, pero no da posibilidades de negociar los proyectos, y Francos directamente no habla con nosotros hace tiempo», coincidieron en un bloque legislativo.

La falta de diálogo que le achacan al ministro, al menos en los primeras 24 horas posteriores a la presentación de las reformas, quizá se deba a que el ministro del Interior tiene pocas terminales políticas por fuera del peronismo y los partidos tradicionales. De hecho, sus escasos vínculos fluidos con el partido amarillo son a través de Paula Bertol, una vieja conocida del Partido Federal que busca sin éxito ser designada en una embajada, y Federico Pinedo, excompañero de recinto de Francos en 1988 en el Concejo Deliberante porteño. El exsenador y expresidente por unas horas trabajó muy fuerte en la última campaña de Bullrich, mientras mantiene cierta tensión con el círculo que rodea a Mauricio Macri.

El caso del presidente de la Cámara de Diputados es distinta, pese a que la interpretación de la oposición sea parecida al funcionario político del mileísmo. El riojano dialogó con un puñado de sus pares, y a otros los recibió en su despacho, pero de momento no habilitó ningún tipo de negociación en el articulado. La bajada de línea del Gobierno es aprobar el paquete de reformas sin modificaciones. «Parece que es a todo o nada», describió un hombre al tanto de los tenues contactos.

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